05-08-2015
Los saqueos y hurtos a los que se ven sometidos algunos
cementerios municipales españoles han provocado las quejas e incluso, la inseguridad de numerosos vecinos, que exigen ante las autoridades municipales, mayor vigilancia en los mismos. Y es que ya no es el robo en sí, sino
el valor sentimental de lo que se hurta o destroza lo que indigna a los familiares de los fallecidos que reposan en los propios nichos.
Las fechas cercanas al día de la Festividad de
Todos los Santos, el 1 de noviembre, los casos de robos en los camposantos aumentan de forma considerablemente, y, del mismo modo, también las denuncias.
Los ladrones se apoderan de todo aquello que pueda tener algún valor en el mercado negro como los crucifijos, pequeños abalorios, placas o incluso, los marcos de las fotos aunque lo que más despierta la cólera de los familiares son los desperfectos ocasionados en las tumbas.
En los últimos días, dos cementerios almerienses sufrieron las consecuencias de ésa
falta de vigilancia, con numerosas denuncias presentadas por los propios vecinos que habían visto los nichos de sus familiares saqueados por los vándalos.
Se trata de los cementerios de San José y Santa Adela de Almería donde se produjeron varios
robos y desperfectos en numerosas sepulturas. Una situación que provocó que los vecinos exijan al Ayuntamiento la puesta en marcha de mayores medidas de vigilancia en estos dos camposantos para tratar de dar una solución a esta situación que les ha generado inseguridad y rabia.
Tanto es así, que los almerienses han iniciado una ronda de reuniones con las formaciones políticas del consistorio municipal para exigir mayor
vigilancia en los cementerios, así como la puesta en marcha de una recogida firmas que remitirán al Defensor del Pueblo de Andalucía para hacerle llegar su preocupación y malestar.
Las medidas de protesta se completarán con la repartición de octavillas en los propios cementerios para instar a los afectados por los saqueos a presentar denuncia y explicarles qué pasos deben seguir si se ven en ésa situación.
Otro caso fue el que ocurrió en el cementerio municipal de Toledo hace algunos meses, cuando un vecino denunció el robo del crucifijo de la tumba de uno de sus familiares. De hecho, desde el Ayuntamiento de esta localidad se decidió aumentar la vigilancia en la necrópolis y su entorno para evitar nuevos casos.
Hace algunos años, en Madrid, fueron los propios trabajadores de la Federación de Seguridad Privada los que denunciaron la reducción del servicio de vigilancia de
los cementerios más importantes de la capital española: La Almudena y Carabanchel.
En aquélla ocasión y a pesar de la proliferación de hurtos y actos vandálicos en ambos cementerios, se redujo la vigilancia a una persona en cada uno de los camposantos y ello provocó serias críticas por parte de sindicatos y visitantes, ante la desprotección e inseguridad para estas zonas.
También en otros países
Pero los robos en los cementerios no sólo afectan a España, sino a muchos otros países. Muy recientemente conocimos el caso de la profanación de 40 tumbas en el cementerio de Labry, en Francia.
Este camposanto había sufrido ya otros cinco robos desde comienzos de este año 2015 pero en esta ocasión, los vándalos se apoderaron de
ornamentos funerarios de los nichos, principalmente crucifijos y placas,
Las autoridades francesas han iniciado una investigación para dar con los autores de estos hechos que también causaron numerosos desperfectos en las tumbas afectadas. De hecho, hablan de la necesidad de respuesta penal firme para los culpables.
